miércoles, 17 de abril de 2013

Vehículo hacia el lenguaje


La relación entre un músico y su batería es tan pura como esa poesía que nace del encuentro entre un poeta y la realidad que lo conmueve. Ese instrumento que a su vez es un conjunto de instrumentos,  ¡qué complejidad! Y el músico que se atreve a sentarse detrás de ella para retarla con sus poliritmias y sus tiempos matemáticamente perfectos o imperfectos. De cada golpe, de cada baquetazo en cualquiera de sus tambores nacen vibraciones que cubren el cuerpo del músico, como una piel  interrumpida que asegura una relación solida e indestructible.
Así como los primeros habitantes de África se comunicaban por tambores a distancias muy lejanas; así como los primeros esclavos en Norteamérica se expresaron mediante el Jazz y el Blues; así la batería es un vehículo de expresión del hombre, es la voz del desamparado, de aquel que no sabe cómo expresar lo que siente o aquel que no tiene plena libertad de hacerlo con palabras. Así la batería en medio de su gran complejidad se ofrece al músico como un vehículo para crear lenguaje,  como lo hicieron los esclavos  que vivieron en los años cuarenta en medio de guerras; mediante el Bebop expresaron su preocupación y la tensión que se respiraba en el aire.
Así como el cuerpo de una mujer no admite indelicadezas, así como el cuerpo de una mujer merece ser acariciado con sutileza y respeto, así mismo la batería no admite ser tocada con displicencia. Se requiere práctica diaria, pasar tiempo con ella, conocerla, conocer su cuerpo para saber cómo sacar de sí el paraíso musical que esconde. Se requiere conocer técnicas para sacar de ella sonidos mágicos. Se requiere tiempo para fortalecer la relación con ella y para establecer una relación sólida que dé como resultado un orgasmo musical percusivo en cada contacto, en  cada golpe dado.
Así la batería en medio de su gran complejidad se ofrece al músico como un vehículo para crear lenguaje. Cuando siento que me faltan herramientas para decir lo que siento o lo que pienso, para expresarme, busco a mi instrumento con quién tengo una gran relación; es allí, con ella, donde todo mi cuerpo se expresa. Eso es lenguaje.

 

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